La crisis de los motores de combustión

Alemania ha frenado en seco uno de los proyectos medioambientales más ambiciosos de la Unión Europea: la prohibición de la venta de coches de combustión a partir de 2035. Las amenazas de Berlín de negar su aprobación final a un plan que ya había sido pre acordado el otoño pasado.

Esta crisis a creado una mala relación entre Bélgica y Bruselas, también se a dispersado en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se ha celebrado este jueves y viernes en la capital belga. Berlín asegura que acepta una nueva propuesta de la Comisión Europea de crear una categoría nueva de vehículos que usen los llamados e-fuels o también conocido como combustibles verde o sintético; este tipo de combustibles no están derivados del petróleo y su fabricación, presentan un balance neutro en CO2. Y lo consiguen siguiendo un proceso industrial completamente diferente del que se aplica en las refinerías clásicas de crudo. 

 El Ministerio de Transportes alemán, en manos de los liberales, quiere garantías que apuntalen esa promesa y asegura que sigue negociando detalles legales con la Comisión. Lo que pretende Berlín es no excluir ninguna opción tecnológica, en referencia a los motores de combustión interna, en los que Alemania es líder. Si estos pueden funcionar con e-fuels, que se producen con energía renovable y son climáticamente neutros, no deberían prohibirse, añade el ministro, que insiste en que los motores deberán llevar instalados sensores que eviten el uso de combustibles fósiles. 

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